La agricultura regenerativa va más allá de ser simplemente un enfoque agrícola. Se trata de un compromiso con la salud del suelo y el bienestar de las generaciones futuras, implementando técnicas que reconstruyen la materia orgánica y la biodiversidad del suelo para contrarrestar los impactos del cambio climático. En el reciente Foro Regional Sobre Agricultura Regenerativa en Ciudad Obregón, Sonora, se destacaron las ventajas de esta práctica y se presentaron detalles sobre proyectos que la han adoptado. Entre los ponentes, David Cano, director general de Grupo Munsa, enfatizó la urgencia de contar con un campo sustentable. El modelo de agricultura regenerativa de la empresa abarca más de 3 mil hectáreas, con la meta de alcanzar las 5 mil hectáreas para 2026. Cano señaló la importancia de trabajar con responsabilidad para lograr rentabilidad y expansión hacia otros mercados en la industria agrícola. Destacó que la agricultura regenerativa ha evolucionado como una alternativa sostenible a los modelos convencionales que han dañado el medio ambiente. Por su parte, Juan Rodríguez Tafoya, encargado del área de Inocuidad y Sostenibilidad de Grupo Herdez, mencionó que Pasta Yemina se ha propuesto que el 40% de los granos utilizados en sus productos provengan de prácticas sostenibles para el año 2030. Destacó los beneficios del trabajo conjunto con productores en Sonora para promover la agricultura regenerativa y mejorar la producción de trigo. Entre las acciones clave en los cultivos de trigo se encuentran las buenas prácticas agrícolas, el uso de residuos orgánicos en cosechas con cobertura permanente del suelo, mejoradores orgánicos, riego por goteo, Fertilización 4Rs y Manejo Agroecológico de Plagas (MAP), así como la implementación de tecnologías digitales y satelitales. Los beneficios económicos y ambientales son evidentes al adoptar este modelo sostenible. Se ha logrado reducir hasta un 6.5% las emisiones de CO2 en los cultivos, disminuir el consumo de agua hasta un 43% y mejorar la calidad del suelo en un 86%. Cada agricultor ha logrado ahorros significativos gracias a prácticas como la fertilización 4Rs y el riego por goteo. Es importante destacar que Sonora lidera la producción nacional de trigo, seguido por Guanajuato y Sinaloa. En el foro regional se resaltó que las prácticas agrícolas convencionales han agotado los recursos naturales, resultando en una pérdida significativa de diversidad genética y un alto consumo de agua a nivel mundial. En resumen, la agricultura regenerativa se presenta como una alternativa efectiva para revertir los impactos negativos del modelo agrícola convencional. Con iniciativas como las presentadas por Grupo Munsa y Pasta Yemina, se busca promover prácticas sostenibles que garanticen la salud del suelo, el cuidado del medio ambiente y la rentabilidad a largo plazo para los productores involucrados. Fuente: Publimetro
Fundamental en la alimentación del mundo, el arroz suele crecer bajo agua. Inundar los arrozales permite controlar malas hierbas y proteger el cultivo, a la vez que le proporciona el agua que necesita en abundancia este grano para crecer de forma óptima. Ahora, un nuevo tipo de arroz creado en Chile logra crecer usando poca agua, y bajo sistemas de riego en lugar de inundación. Con ayuda de esta variedad nacional y genéticamente modificada llamada Jaspe FL INIA, científicos buscan lograr lo impensado: cultivar arroz en el desierto de Atacama. La iniciativa es liderada por el mismo centro que creó el arroz Jaspe. El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que realizó las primeras siembras de esta variedad en la región de Arica en mayo de 2025. Son más de 10 años de trabajo, gracias al apoyo de la @subseagricultura, en conjunto con los productores y el sector privado, que culmina con Jaspe: una variedad que resiste bajas temperaturas, mantiene la calidad nutricional del arroz chileno y aporta notablemente a la transformación sostenible de la agricultura nacional, al utilizar menos agua en tiempos de escasez hídrica El objetivo es comenzar a multiplicar las semillas del arroz y ponerlo a prueba en condiciones de estrés hídrico que eventualmente se irán prolongando hacia la zona centro sur del país, donde las proyecciones climáticas prevén menos lluvias y un aumento en las temperaturas. También exploran la viabilidad de este cultivo en el norte como una oferta más para el desarrollo local de zonas extremas. La siembra experimental se hizo en el predio Pampa Concordia del centro regional del INIA en Arica, y los ensayos están bajo dos modalidades: algunos cultivos fueron tratados con bioestumulantes a base de hongos endófitos (microorganismos que crecen dentro de las plantas) y otros fueron sembrados sin este tratamiento, para probar su efectividad. Los especialistas prevén que en cinco o seis meses se pueda realizar la primera cosecha de arroz en el desierto. Próximamente también buscan iniciar ensayos para otros cultivos de interés productivo en el mismo predio.
La agricultura regenerativa va más allá de ser simplemente un enfoque agrícola. Se trata de un compromiso con la salud del suelo y el bienestar de las generaciones futuras, implementando técnicas que reconstruyen la materia orgánica y la biodiversidad del suelo para contrarrestar los impactos del cambio climático. En el reciente Foro Regional Sobre Agricultura Regenerativa en Ciudad Obregón, Sonora, se destacaron las ventajas de esta práctica y se presentaron detalles sobre proyectos que la han adoptado. Entre los ponentes, David Cano, director general de Grupo Munsa, enfatizó la urgencia de contar con un campo sustentable. El modelo de agricultura regenerativa de la empresa abarca más de 3 mil hectáreas, con la meta de alcanzar las 5 mil hectáreas para 2026. Cano señaló la importancia de trabajar con responsabilidad para lograr rentabilidad y expansión hacia otros mercados en la industria agrícola. Destacó que la agricultura regenerativa ha evolucionado como una alternativa sostenible a los modelos convencionales que han dañado el medio ambiente. Por su parte, Juan Rodríguez Tafoya, encargado del área de Inocuidad y Sostenibilidad de Grupo Herdez, mencionó que Pasta Yemina se ha propuesto que el 40% de los granos utilizados en sus productos provengan de prácticas sostenibles para el año 2030. Destacó los beneficios del trabajo conjunto con productores en Sonora para promover la agricultura regenerativa y mejorar la producción de trigo. Entre las acciones clave en los cultivos de trigo se encuentran las buenas prácticas agrícolas, el uso de residuos orgánicos en cosechas con cobertura permanente del suelo, mejoradores orgánicos, riego por goteo, Fertilización 4Rs y Manejo Agroecológico de Plagas (MAP), así como la implementación de tecnologías digitales y satelitales. Los beneficios económicos y ambientales son evidentes al adoptar este modelo sostenible. Se ha logrado reducir hasta un 6.5% las emisiones de CO2 en los cultivos, disminuir el consumo de agua hasta un 43% y mejorar la calidad del suelo en un 86%. Cada agricultor ha logrado ahorros significativos gracias a prácticas como la fertilización 4Rs y el riego por goteo. Es importante destacar que Sonora lidera la producción nacional de trigo, seguido por Guanajuato y Sinaloa. En el foro regional se resaltó que las prácticas agrícolas convencionales han agotado los recursos naturales, resultando en una pérdida significativa de diversidad genética y un alto consumo de agua a nivel mundial. En resumen, la agricultura regenerativa se presenta como una alternativa efectiva para revertir los impactos negativos del modelo agrícola convencional. Con iniciativas como las presentadas por Grupo Munsa y Pasta Yemina, se busca promover prácticas sostenibles que garanticen la salud del suelo, el cuidado del medio ambiente y la rentabilidad a largo plazo para los productores involucrados. Fuente: Publimetro
Fundamental en la alimentación del mundo, el arroz suele crecer bajo agua. Inundar los arrozales permite controlar malas hierbas y proteger el cultivo, a la vez que le proporciona el agua que necesita en abundancia este grano para crecer de forma óptima. Ahora, un nuevo tipo de arroz creado en Chile logra crecer usando poca agua, y bajo sistemas de riego en lugar de inundación. Con ayuda de esta variedad nacional y genéticamente modificada llamada Jaspe FL INIA, científicos buscan lograr lo impensado: cultivar arroz en el desierto de Atacama. La iniciativa es liderada por el mismo centro que creó el arroz Jaspe. El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que realizó las primeras siembras de esta variedad en la región de Arica en mayo de 2025. Son más de 10 años de trabajo, gracias al apoyo de la @subseagricultura, en conjunto con los productores y el sector privado, que culmina con Jaspe: una variedad que resiste bajas temperaturas, mantiene la calidad nutricional del arroz chileno y aporta notablemente a la transformación sostenible de la agricultura nacional, al utilizar menos agua en tiempos de escasez hídrica El objetivo es comenzar a multiplicar las semillas del arroz y ponerlo a prueba en condiciones de estrés hídrico que eventualmente se irán prolongando hacia la zona centro sur del país, donde las proyecciones climáticas prevén menos lluvias y un aumento en las temperaturas. También exploran la viabilidad de este cultivo en el norte como una oferta más para el desarrollo local de zonas extremas. La siembra experimental se hizo en el predio Pampa Concordia del centro regional del INIA en Arica, y los ensayos están bajo dos modalidades: algunos cultivos fueron tratados con bioestumulantes a base de hongos endófitos (microorganismos que crecen dentro de las plantas) y otros fueron sembrados sin este tratamiento, para probar su efectividad. Los especialistas prevén que en cinco o seis meses se pueda realizar la primera cosecha de arroz en el desierto. Próximamente también buscan iniciar ensayos para otros cultivos de interés productivo en el mismo predio.